JIRAFAS Y DERECHOS HUMANOS
Hace unos días compartí un artículo de Félix Ovejero en El Mundo en el que recordaba la ocasión en que JFK envió el ejército al estado de Alabama, donde el gobernador Wallace (que tuvo un 96% de votos en su elección como tal) se negaba a cumplir la ley federal sobre la integración de las personas de raza negra en la educación. Un amigo al que tengo bastante aprecio me escribió este comentario: «Comparar una cuestión de DERECHOS HUMANOS (acceso de los estudiantes negros a la educación) con una cuestión ideológica y política es querer tomar a sus lectores por ‘las girafas’, la clase de parvulario a la que asiste mi hijo».
Esto es un grave problema. Aparte de la propaganda independentista que compara de forma ridícula a los negros norteamericanos con los independentistas (precisamente el Gobierno norteamericano trataba de aplicar la ley nacional que no querían cumplir algunos estados segregacionistas, que es lo mismo que hacen ellos, saltarse las leyes nacionales, e incluso las suyas cuando les conviene), y la inexistencia de un derecho humano como libre autodeterminación de los pueblos (que ya expliqué con detalle aquí), el problema principal, como ya he señalado en otras ocasiones, es el falso concepto de democracia que tiene mucha gente. No se compara en el artículo una cuestión de derechos, sino de incumplimiento deliberado de la ley vigente.
La democracia verdadera es: uno, el imperio de la ley, que nos hemos dado entre todos, elaborada por los representantes que hemos elegido entre todos; dos, la separación de poderes, de modo que los tres se controlen entre ellos; y tres, la igualdad ante la ley, de modo que todos estemos obligados a cumplirla. Las sentencias y las leyes no están para gustar a nadie, se cumplen y punto. Y la ley se pueden cambiar por el procedimiento legal existente, no son las tablas de la ley de Moisés. Por esa regla de tres, cuando haga la declaración de la renta le diré a Hacienda que me parece injusto que tenga que pagar un 20% y le pagaré sólo un 10. Si cada uno hacemos lo que nos da la gana y el Estado no hace nada, terminaremos cada uno como en el salvaje oeste, con un revólver en el bolsillo. Si fuera mi moto una de las incendiadas en Cataluña estos días, o mi madre la persona que muere de un infarto por ir cargando con una maleta durante varios kilómetros, prefiero no decir lo que hubiera podido llegar a hacer.
Y termino con las palabras que pronunció JFK con ocasión del caso de Alabama y que resumen lo que trato de expresar: “Los estadounidenses son libres, en resumen, de estar en desacuerdo con la ley, pero no de desobedecerla. Pues en un gobierno de leyes y no de hombres, ningún hombre, por muy prominente o poderoso que sea, y ninguna turba por más rebelde o turbulenta que sea, tiene derecho a desafiar a un tribunal de justicia. Si este país llegara al punto en que cualquier hombre o grupo de hombres por la fuerza o la amenaza de la fuerza pudiera desafiar largamente los mandamientos de nuestra corte y nuestra Constitución, entonces ninguna ley estaría libre de duda, ningún juez estaría seguro de su mandato, y ningún ciudadano estaría a salvo de sus vecinos”.
INDIGENCIA INTELECTUAL
Este mes presentó Más País (Íñigo Errejón para entendernos) su programa electoral, o un avance de 85 páginas llenas de medidas. Y sospechosamente parecido al Plan Patria 2013-2019 de la República Bolivariana de Venezuela, pese a sus últimos intentos por disfrazarse de moderado socialdemócrata, renegando de su pasado chavista. En este artículo de El Español podemos ver las diez similitudes más evidentes entre ambos.
Con la excusa de la emergencia climática como motivo para todo (vale como para justificar un roto o un descosido) desarrolla una serie de propuestas descabelladas, populistas, falsas y sin el menor sentido común. Voy a citar un párrafo que me parece especialmente significativo: «Más allá del PIB. Proponemos una Reforma Ecológica y feminista de la Contabilidad Nacional en dos claves: en primer término, desplazaremos al PIB del centro de gravedad de la acción económica Introduciremos una contabilidad biofísica paralela a la contabilidad monetaria, que permita localizar e intervenir sobre procesos de externalización de daños ambientales, tensiones metabólicas y mochilas ecológicas ocultas que no entran dentro de la racionalidad económica acotada del sistema de precios». Es decir, acabemos de un plumazo con el sistema contable de partida doble que ha funcionado durante mil años y lo sustituimos por la «contabilidad biofísica».
Otras barbaridades similares: reducción de la jornada laboral a cuatro días semanales. ¿Podría soportar España, ya con problemas graves de productividad, una medida que dispararía los costes laborales? ¿Quién pagará las horas perdidas? ¿Y si nuestros competidores no nos siguen, cómo compensamos la pérdida de competitividad de nuestras exportaciones? ¿No será mejor intentar aumentar la productividad y el teletrabajo, hacer menores horarios pero más productivos y ayudar a conciliar?
Y seguimos para bingo: edad de voto a los 16 años (por el propio interés); desmantelar una de las principales empresas exportadoras como es la industria automovilística en 2030 sin ofrecer alternativas (porque en otro apartado propone un 60% de implantación de energías renovables y una reducción de un 20% del consumo energético en 2030, de dónde vamos a sacar la energía eléctrica y a qué coste); regular por ley el precio de determinados bienes como los producidos por pequeños productores; capacitación ecológica del funcionariado (que ya sabemos quiénes les darían esa «formación», sus amiguetes, como reveló él mismo en este vídeo). También propone eliminar los vuelos peninsulares en favor del AVE, cuando éste se ha demostrado claramente deficitario y sólo ha beneficiado a las grandes constructoras, y perjudicado el desarrollo y mantenimiento de las líneas normales de tren (que se lo digan a los extremeños).
Y la guinda del pastel: no se pierdan este tweet de Matthew Bennett.
Y es que el gran agujero negro de su programa es de dónde va a salir el dinero para pagar todo esto, esté equivocado o no. Como diría Rodríguez Brown, lo va a pagar usted, señora. Y con una deuda pública del 100% del PIB. No del PIB biofísico, del de verdad.
FEDERALISMO, NACIONES Y NACIONALIDADES
En la entrevista de Carlos Alsina esta mañana con Pedro Sánchez, este le ha contestado que para ir hacia una España federal no hace falta reformar la Constitución, que federalismo y estado plurinacional es lo mismo. John Müller lo ha contado en Twitter, y Javier Aviñó lo ha clavado en su respuesta:
Cuando el PSOE habla del Estado federal como un medio para solucionar conflictos territoriales en España, o bien nos toma por idiotas, o bien no sabe de lo que habla. Hay básicamente dos posibilidades de organizar un Estado descentralizado: el estado federal y el confederal. En el primer caso, el Estado se divide en estados federales, que generalmente no son sujetos de Derecho Internacional Público (el sujeto es el Estado Federal), tienen una serie de competencias cerradas y aquel tiene otras exclusivas (política exterior, defensa). Así funcionan estados como EEUU o Alemania. En la confederación, cada estado soberano se une libremente a otros, manteniendo altas cotas de autonomía. Canadá podría definirse como tal, y Suiza también lo fue hasta el siglo XIX.
Y luego tenemos lo que nos inventamos en 1978, el Estado autonómico. Es muy parecido al Estado federal, porque en teoría hay una serie de competencias exclusivas del Estado central (artículo 149 de la Constitución) y otras de las Comunidades Autónomas (artículo 148). Pero hay una vía de vaciamiento de competencias del primero a las segundas, que es el artículo 150.2, mediante el cual el Estado podrá transferir o delegar a las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica, facultades correspondientes a una materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación. De acuerdo con la doctrina constitucional, este precepto implica una decisión formalmente unilateral por parte del Estado, por el que la Ley orgánica estatal cumple una función atributiva de competencias. Sin embargo, hay dos límites: primero, en la práctica, se atribuye el ejercicio y no la titularidad de la competencia; y segundo, la utilización de esta figura ha de ser, de acuerdo con la doctrina constitucional (Sentencia del Tribunal Constitucional 15/1989, de 26 de enero, fundamento jurídico 11), de carácter residual y extraordinaria.
Aun así, por vía de hecho se han vaciado competencias teóricamente estatales, como educación o sanidad, cuyos ministerios no tienen ya utilidad alguna. Sería útil replantearse el retorno de sanidad, justicia y educación al Estado central. El coste de esta última transferencia lo estamos sufriendo en el noreste de la península durante décadas.
Así que por favor señores del PSOE, no nos tomen el pelo. Si son partidarios del federalismo asimétrico, donde las comunidades donde han matado, desobedecido leyes o quemado contenedores sean más ricas y tengan más ventajas que los demás, díganlo a la cara, por favor. En un Estado federal de verdad todos los estados tendrían las mismas competencias, y los mayores recursos deberían ir hacia los estados más pobres. Yo creía que en eso consistía el socialismo.