MUHAMMAD ALÍ Y LOS DERECHOS CIVILES

Estoy leyendo estos días comentarios o artículos glosando la figura de Muhammad Alí (o Cassius Clay para los más mayores y aficionados al boxeo, como lo era mi padre), sobre todo en medios de izquierdas, como un luchador por la libertad y los derechos civiles. Y quiero aclarar desde el conocimiento del nacionalismo negro norteamericano por qué pienso que esta es una visión muy equivocada, cuando no radicalmente falsa.

Cassius Clay en un momento determinado se hizo amigo de Malcolm X, y éste (que era muy convincente) le introdujo en los musulmanes negros, conocidos también como la Nación del Islam. Aclarar en primer lugar que poco tiene que ver la Nación del Islam con el Islam más ortodoxo, sea sunnita o chiita. Los musulmanes negros surgen en los años 20 en EEUU de la mano de Wallace Fard Muhammad, un vendedor ambulante de sedas, al parecer nacido en Nueva Zelanda, que funda la Nación del Islam, para desaparecer misteriosamente en 1934, dejando al frente a su discípulo Elijah Muhammad. La doctrina tiene muy poco que ver con el Islam tradicional, como pueden comprobar aquí.

Dejando aparte los aspectos mitológicos y pseudohistóricos (que se pueden consultar en el enlace anterior), lo que nos interesa es que su doctrina establece que el hombre negro es el hombre original y superior a las demás razas, mientras que la raza blanca fue creada por un científico malvado llamado Yakub para que dominaran el mundo durante 6.600 años. Los blancos, en los que incluye a los judíos, son los “demonios con ojos azules”. Pasado ese tiempo, sólo hay que esperar a que el hombre blanco sea destruido, lo cual ocurrirá, puesto que ha sido profetizada su destrucción. Esa es la razón por la que una ideología tan potencialmente peligrosa no ha explotado violentamente ha sido su propia escatología: si Alá había decretado la derrota del hombre blanco, éstos podían permitirse el lujo de esperar hasta el día del Juicio Final: “no se necesitarán ni flotas, ni fuerzas terrestres o aéreas, ni ejércitos permanentes para combatir en esa última guerra”.

Los musulmanes negros nunca han luchado por integrarse o mejorar sus derechos en la sociedad norteamericana. Aunque sí es cierto que el hecho de abjurar de las drogas, el alcohol y la prostitución ha supuesto una mejora de las condiciones sociales de los ghettos más pobres donde los musulmanes tuvieron implantación, han ridiculizado y criticado a los negros como Martin Luther King o asociaciones como la NAACP o el SNCC, que sí han luchado por los derechos civiles, llamándoles “negros con el cerebro lavado” o “Tío Tom”, como Alí hizo con el boxeador Joe Frazier, llamándole esclavo y primate. Fueron tantos los insultos que recibió por parte de Cassius Clay, que en 1996 Frazier dijo que no le hubiera importado empujarle para que Alí se hubiera caído al pebetero olímpico cuando lo encendió en los Juegos Olímpicos de Atlanta. A la marcha sobre Washington que organizó Luther King junto con las demás organizaciones de los derechos civiles la denominaron «farsa sobre Washington».

Cuando el propio Elijah Muhammad fue detenido por no presentarse al reclutamiento para ser alistado para combatir en la Segunda Guerra Mundial, se negó a acudir para no participar en una guerra en el bando de los infieles. No porque estuviera en contra de la guerra en sí misma, sino por ser un asunto de blancos que no le concernía. Cuando llamaron a filas a Muhammad Alí para ir a Vietnam, se le pidió que hiciera lo mismo. No se trata de que estuviera en contra de la intervención de EEUU en Vietnam: es que si cualquier país hubiera invadido EEUU, no hubiese movido un dedo. Ningún musulmán negro tenía permitido pertenecer al ejército o a la policía de los EEUU. Ellos tenían su propio ejército paralelo, los Frutos del Islam, creados por Malcolm X. No reconocían legitimidad alguna al Gobierno norteamericano. Tenían un Estado paralelo (como les gustaba decir a ellos, “un Estado dentro de otro”), un Estado teocrático (líder, ministros, capitanes supremos), donde la posición de la mujer era de absoluta subordinación al hombre. Su intención real no era la lucha por los derechos de los negros en América, sino la creación de un Estado totalitario teocrático, más cercano al Estado Islámico o a Irán. En lo que Elijah Muhammad se contradijo fue en dónde crear ese Estado: varias veces reclamó ese Estado dentro de EEUU (“que nos den tres o cuatro estados, aunque fueran 25 estados nos los hemos ganado”) y otras veces pidió el retorno a “nuestra tierra natal”, en algún lugar de Asia o África. En cualquier caso, abogaban por la separación completa de las dos razas, la no colaboración con organizaciones en las que hubiera miembros blancos, y la prohibición de matrimonios mixtos. Menudo luchador por la libertad…

La historia de la relación de Malcolm X con Alí es muy interesante, y la podemos leer con detalle en este artículo de Sarah Kurchak. La afiliación de Alí a los musulmanes negros al principio la llevó en secreto (durante tres años), porque tenía miedo que perjudicara su carrera deportiva, ya que los musulmanes negros estaban calificados como una organización muy peligrosa. Pero finalmente decidió hacerla pública después del combate con Sonny Liston. Éste, que era un gangster que boxeaba, pasó a ser el bueno después de la revelación de Cassius Clay, ya que existía mucho temor a los musulmanes negros como organización. La gente sintió que el boxeador se había pasado al lado oscuro. Es gracioso saber que la cúpula de la Nación del Islam y el propio Elijah Muhammad, antes del combate con Sonny Liston, no creían que Muhammad Alí tuviera la más mínima posibilidad de ganar, y que había que cortar la relación con el boxeador. Sólo el apoyo de Malcolm X, entonces en una posición de mucha influencia entre los musulmanes negros, lo evitó. Y Clay ganó el combate.

UNITED STATES - MARCH 02:  Cassius Marcellus Clay (Muhammad Ali) with Black Muslim leader Malcolm X at 125th St. and Seventh Ave.  (Photo by John Peodincuk/NY Daily News Archive via Getty Images)

UNITED STATES – MARCH 02: Cassius Marcellus Clay (Muhammad Ali) with Black Muslim leader Malcolm X at 125th St. and Seventh Ave. (Photo by John Peodincuk/NY Daily News Archive via Getty Images)

Su propio padre era contrario a esa afiliación, y dijo que los musulmanes solo querían su dinero. De hecho, uno de los hijos de Elijah Muhammad (Herbert) más adelante se convirtió en su manager, llevándose un porcentaje del 40% de sus ganancias. Tiempo después, Malcolm X descubrió la corrupción en el círculo de poder de la Nación, dando la razón al padre del boxeador, y distanciándose más a raíz de descubrir el ejército de secretarias a las que Elijah Muhammad había dejado embarazadas, y además había expulsado de la Nación del Islam, condenándolas al silencio.

Alí, cuando Malcolm X rompe con los musulmanes negros, decide permanecer junto a éstos.  Muchos años después,  a la luz de los acontecimientos y del asesinato de Malcolm, en el que seguramente por activa o por pasiva estuvieron involucrados directamente los musulmanes negros, el boxeador se arrepintió profundamente de su comportamiento: «Darle la espalda a Malcolm fue uno de los errores más grandes de mi vida. Deseo haber sido capaz de decirle a Malcolm que lo sentía, que tenía razón sobre muchas cosas. Pero fue asesinado antes de que tuviera la oportunidad. Era un visionario, más adelantado que cualquiera de nosotros», escribió. «Malcolm fue el primero en escribir la verdad, que el color no hace malvado al hombre. Es el corazón, el alma y la mente lo que define a una persona. Malcolm era un gran filósofo y un amigo aún mejor. Tal vez nunca me hubiera convertido en musulmán si no fuera por Malcolm. Si pudiera regresar y hacerlo todo de nuevo, nunca le hubiera dado la espalda».

Malcolm sí que fue capaz de dar ese salto intelectual (ya contado antes en este blog) de tomar conciencia de lo falso de las enseñanzas de Elijah Muhammad, por el cual, como él mismo reconoció, hubiera estado dispuesto a morir sin pensarlo dos veces, y de la corrupción que impregnaba la cúpula de la organización hasta su máximo dirigente,  así como se libró del racismo de los musulmanes negros. Malcolm X se arrepintió después profundamente de la respuesta que le dio a una estudiante blanca, en su época de ortodoxo musulmán negro seguidor de Elijah Muhammad, que se le acercó preguntando qué podía hacer ella por la causa del negro norteamericano: «Nada».

Lo siento mucho, pero a la luz de los hechos publicaciones como esta de Podemos no solamente es falsa, sino que es manipular la realidad:

Podemos Muhammad Ali

Muhhamad Alí, uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos, fue solamente un disciplinado musulmán negro, pero ni mucho menos un luchador por la libertad y los derechos civiles. Él mismo lo percibió, y con ello dejó a su querido amigo atrás, aunque quizá y para su pesar se dio cuenta demasiado tarde.