UNA RUTA EN MOTO POR EL CABO DE GATA


Pues el caso es que necesitaba unos días de descanso. Y en vista de que el pronóstico iba a ser bueno, pues va siendo hora de desatascar los tubos de escape de la moto. Bueno, pues después de devanarnos la sesera con dónde íbamos a ir, mi naranja entera y yo decidimos hacer mototurismo unos días por el cabo de Gata, en Almería.  Yo nunca había estado, pero ella sí, y la moto tampoco.

Pues resulta que puedo decir que he hecho algunas de las mejores rutas en moto en mucho tiempo. Carreteras de montaña con muchas curvas pegadas al mar, con calas para tomar un baño por el camino y paisajes espectaculares. Hay de todo, desde playas de piedras, arena, calas, pequeñas, grandes y medianas. Eso sí, para ser puente en Madrid bastante menos gente en playas y restaurantes que por ejemplo en Levante, con lo cual mucho mejor. Ninguna sensación de agobio ni de tener que esperar para nada.

Salimos de Madrid a las nueve y media de la mañana, y llegamos a Vera sobre las dos y media, yendo a velocidades legales y haciendo dos paradas. Nos alojamos en unos apartamentos muy baratos y bastante majos. Desde allí como base de operaciones fuimos explorando los alrededores.

La carretera que va por la costa hasta Agua Amarga merece la pena, pasando por Garrucha, Mojácar y Carboneras. La carretera va constantemente paralela al mar, con tramos de montaña y curvas. El único inconveniente es que vas atravesando todos los pueblos por su paseo marítimo, hay badenes y un solo carril, por lo que te va a tocar ir despacio. Pero como no tenemos prisa, pues a disfrutar del paisaje.

Playa de Mojácar

Playa de Mojácar

Garrucha es un pueblo apodado la pequeña San Sebastián que vivió momentos de apogeo a principios del siglo pasado, como lugar de residencia de los propietarios de negocios. Hoy es un pueblo con encanto, donde merece da un paseo por la noche y tomar algo en alguno de los locales situados en el puerto.

Mojácar es un pueblo precioso con cuestas muy empinadas que bien merece una visita. Llegando a Carboneras se ve un hotel enorme que se quedó en construcción pegado a la montaña. En el camino, está el mirador de Granatilla, donde podemos ver el mar desde la montaña. Un trayecto que parece diseñado para la moto, con muchas curvas pegado al mar, y que termina en un descenso prolongado hasta llegar a Carboneras.

Carboneras tiene una playa muy chula, resguardada en un pequeño golfo, que nos gustó mucho (sobre todo a mí), y que en un día ventoso como en el que viajamos venía muy bien para poder bañarse sin sobresaltos. Desde ahí podemos ver la isla de san Andrés. Frente a la playa hay tres restaurantes consecutivos, con buenos precios y calidad. Allí nos bañamos, comimos y nos volvimos a bañar. Seguimos ruta luego hacia Agua Amarga. Si te desvías antes de llegar, y ya habiendo entrado en el Parque Natural de Cabo de Gata, puedes llegar hasta la punta de la media naranja y el Faro Roldán.

Camino de Carboneras

Camino de Carboneras

Agua Amarga nos encantó, un pueblito encerrado entre las montañas, como si saliera del propio mar que lo rodea. Todo casas blancas y bajas pegadas a la playa.

Al día siguiente, fuimos a Níjar. Es un pueblo que asciende hacia la torre que lo corona, se puede hacer andando y desde allí observar las vistas. Se puede ver también el museo del agua, situado en la plaza. Desde allí, nos adentramos en el propio parque natural yendo a San José. Aunque ha cambiado mucho en los últimos diez años, sigue siendo en mi opinión un pueblo encantador. Ahí pudimos comer en un restaurante cercano a la playa y dirigido por italianos de diversas procedencias (el cocinero es siciliano), y comimos estupendamente y muy bien de precio.

De allí nos dirigimos a la playa de Los Genoveses. Hay que salir de la carretera por un camino de tierra y pagar cinco euros por llegar hasta la playa y aparcar. El camino es practicable para ir despacio, no hace falta tener una moto de trail, la nuestra es una Harley Davidson Road King y no tuve problemas. La playa es muy bonita y no había demasiada gente, el agua cristalina, incluso pudimos hacer snorkel y ver algunos peces. Cerca está la cala de El Mónsul, que también es otra opción.

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Playa de los Genoveses

Al salir de la playa, la moto empezó a salirse de punto y acelerarse. Probablemente se había llenado de polvo el filtro del aire, ya que en cuanto rodamos un poco y estuve un rato parado, desapareció el problema. Yendo hacia Los Escullos, dada la situación, no me quise arriesgar, pero cerca del camping hay un sitio muy particular que no intentamos buscar, el bar de Jo.

Jo es un motero francés que hace años decidió establecerse aquí. Es un sitio para amantes del rock, con una decoración un poco peculiar. No es fácil de encontrar, y más de uno se ha vuelto loco por unos caminos de tierra que parecen sacados de una película de Tarantino… Pero dicen que merece la pena acercarse: hay que conducir en dirección a Los Escullos, y cuando se llega al camping de la entrada del pueblo se gira a la derecha por un sendero. A unos cien metros está el cartel que señala la entrada, y suele haber una bandera pirata, que de día puede servir de señal para encontrarlo. Se supone que abre a partir de la segunda quincena de junio. Nosotros no tuvimos ocasión de comprobarlo, ya que cuando estuvimos en Los Escullos la moto se salió de punto, y estaba más preocupado de si se arreglaba que de buscar el bar.

Muy cerca están Las Negras, que ya solo vimos de pasada. Dejamos para otra ocasión el faro del cabo de Gata, que dicen que puede ser todo un reto llegar con una moto como la nuestra, por lo estrecha que es la carretera.

A la vuelta decidimos ir por la carretera de la costa hasta Águilas, en Murcia. Una carretera espectacular, con curvas y montaña pegada al mar, y si estás atento, puedes parar en huecos a los lados de la carretera y bajar a bañarte en las calas que hay por el camino (como la cala Cristal o la cala Mal Paso).

En suma, aunque ha aumentado la construcción en lo que hace diez o quince años era una zona prácticamente salvaje y llena de hipppies (alguno queda en la actualidad), el cabo de Gata sigue siendo una zona mucho más recomendable que otras, como la costa del Sol, Levante o el cada vez más chic Cádiz, en mi opinión. Sigues pudiendo bañarte casi sin compañía y acceder a lugares aislados. Y para la moto es una gozada.

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