Voy a escribir sobre los cinco discos que más me gusta escuchar, entendiendo el disco como obra completa en sí misma, no como una playlist de canciones. Como siempre en estos casos, no pretendo pontificar, ni decir que son los mejores de la Historia ni nada parecido. El disco, el LP, el álbum, es en mi opinión una obra conjunta, con una entidad propia, debe ser más que una colección de canciones. El orden de los temas, el diseño de la portada, las letras, el sentido de conjunto, es importante en la valoración. Puede que echen de menos algunos de sus favoritos, yo les animo a que los compartan con nosotros y escriban un comentario. Allá vamos.
1.DARK SIDE OF THE MOON (Pink Floyd): «no me importa si no has escuchado una nota de la música de Pink Floyd en tu vida; recomiendo a todos sin reservas Dark side of the moon». Así rezaba la crítica de la revista Rolling Stone del disco del que vamos a hablar. Estamos ante uno de los álbumes más importantes de la Historia sin lugar a dudas. Más de 50 millones de copias vendidas (el cuarto más vendido de todos los tiempos), el album que más años ha estado en listas (937 semanas, casi 19 años). Cada cara del disco es una entidad en sí misma, y empieza y termina con un latido del corazón. Las letras hablan de la vida y la muerte, el sentido de la vida, la enfermedad mental, la avaricia, el conflicto al que se someten los individuos creativos en la sociedad actual. El productor Alan Parsons incluyó muchas novedades técnicas, como loops, grabaciones de papeles rotos, una caja registradora, o un bombo imitando el ruido de un corazón humano.Para finalizar, se dice que la música y la película El mago de Oz están sincronizadas, ya que se compuso en principio como banda sonora de la misma. Yo no lo he comprobado.
2. METROPOLIS PART 2 (Dream Theater): precisamente este grupo de rock progresivo han interpretado Dark side of the moon en directo en varias ocasiones. Metropolis part 2 es un disco conceptual en el que se cuenta una historia con diversos personajes. Se trata de un joven que se somete a hipnosis para averiguar por qué tiene pesadillas recurrentes, y descubre que en otra vida fue una chica y murió asesinada. En la gira que acompañó a la publicación del disco (que tuve la suerte de poder ver), Dream Theater tocaba todo el disco en directo. En el último concierto de la parte norteamericana, se grabó un DVD titulado Metropolis 2000: Scenes from New York. En él se puede ver la representación gráfica de toda la historia que describe el disco como si fuesen fragmentos de una película que se entremezclan con las escenas del directo. La obra, por su parte, se divide en dos actos: el primero consta de siete pistas y el segundo de cinco. En total, doce canciones. El disco fue lanzado en 1999 y constituyó el debut del teclista Jordan Rudess con la banda, en mi opinión el mejor teclista de rock con mucha diferencia, y que supuso un punto de inflexión en la obra del grupo. Es mi disco favorito de Dream Theater, que a su vez es mi grupo favorito, lo que es decir mucho.
3. BLOOD SUGAR SEX MAGIC (Red Hot Chili Peppers): el quinto álbum de estudio de la banda californiana. Supuso el paso al estrellato de los Peppers, antes una banda de culto pero no demasiado popular. Producido por Rick Rubin, vendió más de siete millones de copias en EEUU. Fue multiplatino en varias ocasiones y estuvo en las listas Billoard durante catorce meses. Fue grabado a propuesta del productor en una casa que perteneció a Harry Houdini. El batería Chad Smith se negó a dormir en la casa, alegando que estaba embrujada. Durante treinta días estuvieron componiendo y grabando el que es en mi opinión su mejor álbum hasta la fecha. Contiene dos de las canciones más logradas de la banda, Give it away y Under the bridge. A la segunda ya le dediqué una entrada entera en este blog, ya que es mi canción favorita de todos los tiempos. De la primera comentar que surgió en una sesión de improvisación en la casa, Frusciante, Flea y Smith estaban tocando juntos mientras Kiedis los observaba desde otra parte de la habitación cuando «Flea comenzó a tocar esa loca línea de bajo, y Chad lo siguió de forma demente… Yo siempre tuve ideas de fragmentos de canciones e incluso frases aisladas en mi mente. Tomé el micrófono y canté a grito ‘Give it away, give it away, give it away, give it away now‘». La idea surgió de una conversación de Kiedis con Nina Hagen respecto del sentido de la vida y lo insignificante de las posesiones materiales. Pero el disco entero es una obra maestra y redonda, mezclando hip hop. metal, funk, Hendrix, pop, rock, y hasta un pequeño homenaje al jazz y al blues en They’re red hot. Y planea sobre todo él (especialmente en Under the bridge y My lovely man) la tristeza por la muerte del anterior guitarrista Hillel Slovak por sobredosis.
4. KIND OF BLUE (Miles Davis): 1959 fue el año en el que hubo una especie de explosión cámbrica en el mundo del jazz. En unos pocos meses se lanzaron Ah Um de Charles MIngus, Time out de Dave Brubeck, Anatomy of a murder de Duke Ellington, Giant Steps de John Coltrane y el revolucionario The shape of jazz to come de Ornette Coleman. Pues bien, en ese mismo año salió a la venta Kind of blue. El disco más vendido de la historia del jazz (más de cinco millones de copias). Y es la historia de un «fracaso» y de un recording date más. Miles Davis dijo: «En Kind of Blue no conseguí lo que me proponía. Fallé en mi intento de incorporar al sonido final el sonido exacto del finger piano africano. Cuando lo expreso todos me miran como si estuviera loco». Lo que parecía un recording date más terminó siendo una de las piedras angulares del jazz. En este disco Davis abre la puerta a la improvisación modal, la base de todo el jazz posterior y de la vanguardia que vendría. Esos cinco temas («So what», «Freddie Freeloader», «Blue in green», «All blues» y «Flamenco Sketches») son un prodigio de precisión e inventiva. El grupo era todo un Dream Team: Miles Davis (trompeta), John Coltrane (saxo tenor), Cannonball Adderley (saxo alto), Bill Evans al piano (en un tema toca Wynton Kelly), Paul Chambers al bajo y Jimmy Cobb a la batería. Miles les dió a los músicos unos patrones modales sobre los que improvisar, y en sólo dos sesiones se creó esta obra de arte. Como escribió Bill Evans en la primera edición del disco, «Existe un arte visual japonés en el que el artista está en la obligación de ser espontáneo. Debe pintar, sobre un fino pergamino, con un pincel especial y tinta negra, con el cuidado de que una pincelada no interrumpa la línea o traspase el pergamino. No hay lugar para borrones o cambios. La disciplina a la que los artistas se someten es la de permitir que la idea se exprese a sí misma en comunicación con sus manos de forma tan directa que no pueda interferir la reflexión».
5. HYPNOTIZE/MEZMERIZE (System of a Down): y de nuevo aparece Rick Rubin como productor en esta lista. System of a Down es un grupo de rock cuyos integrantes son de origen armenio. En 2005 grabaron 25 canciones, pero se propusieron lanzar dos discos diferentes separados por unos meses. Lo hicieron porque los jóvenes de entonces no tenían tanta capacidad de atención durante mucho tiempo. Mezmerize/Hypnotize no son declaradamente álbumes conceptuales, aunque bien podrían considerarse así. Las portadas de ambos podemos ver que parecen ser un reflejo el uno del otro. Mezmerize abre con la canción Soldier Side, la cual a su vez es el tema final de Hypnotize. Un tema constante de este par de álbumes, además de la guerra, es la manera en que los medios de comunicación modifican la información por medio de la propaganda. Esto lo vemos por primera vez reflejado en el primer sencillo de Mezmerize, B.Y.O.B. (Siglas para Bring Your Own Bombs), que aborda la guerra de Irak como si fuera una fiesta a la que todos están invitados. El título también es una referencia, tomado de la frase para las fiestas en Estados Unidos Bring Your Own Booze, representada por las mismas siglas. El sentido del humor expresado en muchas de las letras, las influencias muy diversas (desde la Motown al black metal, pasando por el pop de los 60), y una producción muy cuidada y los arreglos pulcros, junto con una ejecución excelsa, hacen de este «doble» álbum uno de los mejores del siglo XXI.